Acurrucarse con la luna, tan fria y lejana, (a veces “esta aqui”) tan palida y mortal, tan no de este mundo. Enfrentarse con las sombras que refleja tan solas, (sus “sonidos”) que se mueren, que engañan. Dormirse en un para siempre de ramas casi escondidas, (reflejos “de oscuridad”) de hojas que resuenan, de miedos silenciosos. Em
viernes, 6 de diciembre de 2013
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