lunes, 30 de marzo de 2009

Hablame de las estrellas

Hace mucho tiempo, en una calurosa noche de verano,sentada en el jardín, contemplando el cielo, mi padre me contó cierta historia sobre las estrellas, siempre están ahí, y siempre hay una especial que brilla para nosotros, allí esta ella esperando a que le pidamos un deseo, siempre la primera que vemos, esa es nuestra estrella especial, la que, siempre nos acompañara noche tras noche, un deseo que no se debe de contar a nadie, debe ser solo nuestro secreto, llevarlo en el corazón por siempre y solo así, nuestra estrella especial algún día nos lo concederá.
Esa noche yo me quede mirando la estrella, pensando en lo que me había dicho mi padre, con la mirada fija en la primera que vi, la mas brillante, pase mucho tiempo mirándola y no se por que, al final se lo pedí. Poco a poco me fui haciendo amiga de esa estrella y a ella, solo a a ella, le contaba todos mis secretos, eramos las mejores amigas que podía haber, siempre escuchaba y siempre me devolvía una sonrisa, me parecía que cada vez que me veía triste por algo, ella brillaba con mas luz para mi. Pero no se como, esa inocencia de ser niña se fue perdiendo, y poco a poco me fui olvidando de mi estrella, ya no la miraba cada noche, ni le contaba como me había ido el día, ya no hablaba con ella, ya no le contaba mis secretos, mis sentimientos, ya no esperaba esa sonrisa cada noche.
Con el tiempo fui olvidando de ese deseo que un día le pedí, se me olvido sin mas. Quizás sea que, según pasa la vida, según nos vamos haciendo mayores, esas ilusiones de niños se pierden, se van, como si fuese algo que jamas hubiese sucedido, se van, se olvidan no se recuerdan.
Años mas tarde, una noche yo estaba sentada en el jardín, con mis hijos, y me preguntaron el por que brillan las estrellas, los mire, me quede pensando, y recordé cuando solo era una niña, la historia que mi padre me había contado, todas las noches que hable con mi estrella, el deseo que le había pedido, ¿como pude olvidar? ¿por que esa niña inocente que fui, se había ido? Cuantas noches había pasado yo hablado con mi estrella, donde estaría ahora, quizás ya no brillase, aquel deseo que le había pedido, mire al cielo y poco a poco comprendí como se había cumplido, y allí, estaba yo contándole a mis hijos lo que debían hacer cada vez que viesen la primera estrella en el cielo, que seria su cómplice, les sonreiría para hacerles felices, los escucharía en los momentos mas difíciles y los ayudaria a llevar a cabo todos sus sueños, que jamas olvidaran, jamas, que esa estrella, es su estrella, solo suya, y cada noche brillara para ellos.
Por cierto no puedo contar el deseo que le pedi, porque sino, no se cumple.




jueves, 26 de marzo de 2009

Allí estaba ella


Allí estaba ella, sentada al borde de un abismo, contemplando el crepusculo, un horizonte que se vuelve gris, negro, un sol que tanto tiempo la acompaño, se esconde poco a poco, ahí se va la brisa y las nubes, el cielo se oscurece, ya no sera igual.

Allí estaba ella, viendo como se desvanecía un mundo imaginario, perfecto, sus sueños de un mañana mejor, llegaba una nueva realidad, sin esperanzas, solo una vida sin mas, el paso por un mundo que no ofrece un porque para volver a despertar cada mañana.

Allí estaba ella, imaginando unicornios en un bosque que no existe, esas hadas que nunca volaran para ella, y esos duendes que jamas volverán a hacer travesuras entre esos arboles antes tan llenos de vida y color, ahora están apagados, muertos.

Allí estaba ella, contemplando un rió que poco a poco pierde su agua, fuerza, sus ganas de arrancar las rocas de su fondo, de labrar ese camino que lo lleve mas allá a través de unos puentes que ya no existen, se han desvanecido, convertidos en nada.

Allí estaba ella contemplando las montañas a las que no subirá ya jamas, le faltan las fuerzas, las ganas, la vida, no volverá a contemplar mas horizontes desde allí arriba. Se pregunta para que subir sino hay nada que tenga sentido mirar.

Allí estaba ella contemplando como todo se va, su mundo se muere sin remedio, ya nadie baila, las flores parecen marchitas, ya no hay ninguna estrella que seguir, un mar embravecido que temer, todo un mundo que desaparece en penumbra.

Allí estaba ella, la que una vez amo, y ahora tiene que olvidar, desea olvidar, quiere olvidar, necesita olvidar, arrancar ese dolor de su pecho herido, vaciar su alma de recuerdos que tan solo la hacen sufrir, la dañan, acabar con ese sufrimiento que le arrebata la vida.

Allí estaba ella, viendo el final.

Conversaciones


No voy a dejar de hablarle sólo porque no me esté escuchando. Me gusta escucharme a mí mismo. Es uno de mis mayores placeres. A menudo mantengo largas conversaciones conmigo mismo, y soy tan inteligente que a veces no entiendo ni una palabra de lo que digo.
(Oscar Wilde)

 
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